viernes, 26 de julio de 2019

LOS NIETOS LOS ABUELOS


LOS NIETOS Y EL ABUELAZGO

Los nietos son lo más maravilloso que la vida puede brindarnos.
Mis hijas fueron madres ya de grandes, una con 36 años y la otra con casi 42.
A mis 50 y pico de años decía que el día que tuviera nietos no quería que me digan abuela, dado que eso significaba ser una persona mayor y en ese entonces me asustaba un poco la edad.
En el 2010 nace mi primer nieto. No existen palabras que puedan definir lo que se siente en esas circunstancias.
Acompañé lo máximo posible a mi hija en su embarazo, fue una etapa divina, e irrepetible.
Ver luego esa bella panza transformada en un ser vivo fue una vivencia sumamente emocionante, única!!!! De esa panza salió un niño que con el correr del tiempo me diría: abuela o abu.
Hasta no vivenciar al nuevo ser creo que nadie es conciente de la prolongación de la vida.
Desde mí, con mi luna en cáncer, super maternal, siempre sentí la necesidad de ser madre y fue una gran experiencia de vida. Hoy no podría concebir mi vida sin mis hijas.
Con los nietos ocurre que nacen en otra etapa de nuestra vida. Ya no tenemos la preocupación normal de la maternidad y disponemos nuestra amorosa energía exclusivamente para ellos. Los cuidamos, los atendemos, los mimamos, los protegemos.
Lo que experimentamos como abuelas es diferente a lo que sentimos como madres.
Al tener otras responsabilidades, el tiempo que dedicamos a nuestros nietos es completo, libre de la suma de actividades y preocupaciones que tiene una mamá.
Los Nietos nos fortalecen; nos hacen olvidar de nuestra edad, de los dolores, de la tristeza, la angustia.
Son el mejor regalo.
Es una nueva oportunidad que nos da la vida. Muchas veces los abuelos reparamos en los nietos lo que no pudimos hacer con nuestros hijos. Y eso implica crecimiento y evolución como seres humanos.
Los abuelos, en mi caso, la abuela, somos el tronco de la familia extendida. Representamos la pertenencia y la identidad.
Mi amor por mi primer nieto fue inconmensurable, sentía que no podría compartir ese amor con un segundo nieto. Sin embargo, la creencia fue transitoria y falaz. Llegó el segundo nieto y también mi corazón palpitó a altísima velocidad.
De todos modos, se vive de un modo diferente.
En este caso no pude acompañar a mi hija.  Me tocó ocuparme de mi nieto mayor. El parto coincidía con la fiesta del cierre del año del jardín. Por lo cual tuve que vencer toda mi ansiedad para conocer al otro nieto en aras de la alegría del pequeñín en su fiesta en el club.
Y cuando llega mi tercer nieto de mi hija mayor jamás llegué a imaginar lo que me ocurrió. Era una bendición que ella fuera madre a los 42 años. Siempre acompañándola en los 9 meses.
Y… cuando vi salir a ese pequeñín de la maternidad irrumpí en un llanto de profunda emoción que no podía cesar.
El Abuelazgo es la vivencia más poderosa que uno puede atravesar. No me senti una señora mayor como pensaba en mi juventud. Me sentí una privilegiada frente a estos regalos de la Vida.
Los nietos nos muestran la continuidad de la vida en una etapa donde estamos más relajados para disfrutarlos al máximo. Son el gran cordón que prolonga la finitud de la vida.
Los nietos modifican nuestra mirada de la vida. Nuestros ojos ven distinto, nuestro corazón palpita de otro modo, nuestros pensamientos son diferentes.
Los abuelos disponemos de otro tiempo para nuestros nietos; disfrutamos de jugar con ellos; de darles de comer; de leer los cuentos. Reímos con su balbucear!!!!!
Tenemos tiempo disponible para un amor sin límites.
Son el oxígeno de nuestros pulmones, de nuestra vida. A través de ellos respiramos y exhalamos puro Amor!!!!
Son nuestros cómplices!!!!!
Compartir con los nietos las lecturas, pintar mandalas, me volvió a etapas olvidadas de mi vida, me rejuveneció.
Los nietos son nuestro pasado, el presente y el futuro que nos queda. Son mi árbol genealógico, mi familia, mi sangre.
Los nietos fortalecen nuestras raíces como familia y prolongan nuestra identidad.
Somo cómplices secretos de los nietos. Construímos un mundo diferente con ellos y al mismo tiempo rejuvenecemos, corriendo, saltando, jugando, pateando una pelota o caminando en cuatro patas.
Cuando mis hijas me dicen que algún gusto que les doy no es correcto, les respondo: los abuelos estamos para malcriar a los nietos.
Todos los Abuelos presentes dejarán grabada una impronta en sus nietos del mismo modo que la tengo de mis abuelos.
Los Abuelos presentes nunca nos abandonan, no parten, sólo como en los cuentos infantiles se tornan invisibles.
Elevan sus alas y emprenden un vuelo maravilloso hacia la eternidad. Y desde ese plano sus alas siempre cubrirán de amor a sus nietos.
Sus alas mágicas los acariciarán en el etérico y revolotearán con su perfume de abuelo o abuela alrededor de sus nietos.
Son las alas del amor, de la prolongación de la vida, de la presencia infinita más allá del tiempo y el espacio.

Lic. Silvana Ridner
Lic. En Medicina Natural y Naturopatía
Diplomada en DDHH
Periodista

No hay comentarios:

Publicar un comentario