sábado, 9 de febrero de 2019

LA VOCACION DE SERVICIO

La vocación de servicio y el amor altruista colabora a superar las crisis
Deseo escribir cómo el ser humano a lo largo de la historia fue desarrollando algunas las herramientas a través del conocimiento o de la intuición, para superar o poder enfrentar las crisis. 
El trabajo en equipo teniendo un fin determinado potencia el individual.
Daré ejemplos de la historia de la humanidad reconocidos por el lector.
La caverna de Tailandia
A comienzos de julio del 2018, 12 niños integrantes de un equipo de futbol local y su entrenador de fútbol quedaron atrapados en una cueva, en Tailandia. Luego de un trabajo conjunto de varios países y de diversos recursos humanos, fueron rescatados, con leve hipotermia y desnutrición y luego de pocos días fueron dados de alta.
La comunicación instantánea que se obtiene en estos tiempos hizo que el mundo siguiera paso a paso el desenlace feliz, y muchos de los espectadores se unieron en cadena de oración. Participaron 40 buzos de la marina tailandesa y 50 de diversos países (Reino Unido, Dinamarca, Australia, Estados Unido y China), la mayoría voluntarios.
Los médicos rescatistas que revisaron a los niños quedaron sorprendidos porque emocionalmente se encontraban mucho mejor de lo esperado; y ello sucedió debido al verdadero héroe de la tragedia, su líder. El entrenador de los jóvenes había quedado huérfano a los 10 años debido a una epidemia que afectó a su padre, madre y hermano de siete años. Luego de permanecer un tiempo en el seno de la familia, vivió 10 años en un templo budista, donde aprendió las herramientas que utilizó con el equipo como la meditación y palabras de fe y esperanza para mantener a los niños calmados y optimistas.
La guerra
Hace muchos años conocimos a un señor que había estado en el campo de concentración Auschwitz. Es muy difícil, luego de sus terribles relatos, centrarnos solamente en el punto que atañe, pero lo intentaremos.
De todos los sucesos comentados, mientras fuimos colegas, uno nos impactó en especial. Relató que todos los viernes, un compañero de cautiverio, describía la visualización de una escena que nada tenía que ver con la realidad que afrontaban en el helado galpón. Describía una reunión en la que incluía a sus compañeros, en la cual se prendían las velas del Sabbat, comían exquisiteces acompañados por sus familias y oraban, mientras en ese momento, apenas tenían un mendrugo de pan en sus manos.
Este mismo individuo que dirigía la cena del viernes, se tomaba el tiempo para hablar con cada persona, cuando le era posible. A uno le decía que debía estar fuerte para regresar con su familia y contenerlos. A otra, quien no tenía más familiares o amigos vivos, le indicaba que debía reconstruir su casa y a aquel, que nada ni nadie le esperaba a su regreso, le explicaba que era la única persona que tendría el tiempo necesario para escribir el libro que relataría al mundo lo que habían vivido, dado que aquella situación no podía ni debía quedar en el olvido. A todos les mostraba un motivo para seguir vivo.
Cuando por fin terminó el calvario y pudieron salir en libertad, un teniente norteamericano preguntó si las personas que salían de aquel galpón, en especial, habían tenido un trato preferencial o habían llegado después que los demás. Nuestro compañero les dijo que no habían tenido ningún privilegio y explicó cómo uno de ellos los fue guiando a vivir un sueño. Los soldados comprobaron que este grupo estaba en mejores condiciones físicas que el resto. Esto pasó con todos los integrantes aún con los que no eran judíos, quienes esperaban deseosos la ceremonia de las velas de los viernes.
El contexto de su vida era el mismo, sin embargo la fe y la esperanza reafirmaba tanto corporal como mentalmente la existencia de otra posible realidad. La vida no cambiaba, pero la ilusión mantuvo intacta la fuerza para afrontar esos padecimientos. Si ahondamos más en este concepto podemos intuir que este líder innato  utilizaba, tal vez sin saberlo, la resiliensia como herramienta para motivar a sus compañeros. Pero ¿qué sucedía con él? Su vocación de servicio (tal como el entrenador de la caverna de Tailandia) también le daba un motivo para vivir, además de sus anhelos personales.
Hiroshima
Otro ejemplo fue el llevado a cabo por el pueblo japonés, luego de las bombas nucleares que devastaron Hiroshima y Nagasaki.
La tradición japonesa dice que si alguien realmente tiene un deseo y realiza 1.000 grullas en origami (papiroflexia) el mismo, se cumple.
Sadako, una niña que sufría leucemia provocada por la radiación de la bomba nuclear, comenzó a realizarlas. Antes de terminar la cantidad propuesta, la pequeña falleció y el seguimiento de la acción lo tomaron sus amigos en su nombre.
A partir de allí miles de pequeños voluntarios comenzaron a realizarlas con el propósito de sanar a otro de su misma edad que tuviera cáncer.

Un pueblo que se dedica a reconstruir sus ciudades y ocuparse de los enfermos, poco tiempo y energía les queda para dedicarse a los pequeños y a su vez estos no tienen muchos elementos para ayudar, sin embargo, al concentrarse en plegar papel, cantar canciones o mantras y ser partícipes de ayudar, resultó un gran recurso para el momento y para la futura salud mental. Los niños que adoptaron esta tarea fueron mejor preservados emocionalmente.

Liliana Hernandez 

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