Las reuniones de
preparación se convirtieron en buenos momentos para compartir y que crezca la
amistad de un grupo que pronto se encontraría viviendo una gran experiencia de
fe. Aquellos meses de ansias y nervios quedaron atrás un 19 de Julio cuando
emprendimos la salida de un viaje en micro, que duraría 48hs.
Nos recibió una
noche cálida con sentimientos encontrados en nuestro interior. Alegres,
cansados y sin parar de sorprendernos nos dirigimos a la Parroquia Santa Mónica
situada en el barrio de Leblon. Aquel se transformo en nuestro punto de
encuentro cada mañana, para cada desayuno y nuevo comienzo de un día que sería
mágico. Nuestra gran experiencia fue acompañada de familias generosas que nos
abrieron las puertas de sus casas para hospedarnos dándonos un lugar donde
dormir y al cual llamar “nuestra casa”.
La JMJ de Rio
2013 tuvo su misa inaugural presidida por Monseñor Orani João Tempesta,
Arzobispo Metropolitano de Río de Janeiro el día
23 de Julio en la playa de Copacabana, una noche de viento y lluvia. En su
homilía pidió a los jóvenes que sostengamos nuestra alegría durante toda la
jornada “Somos llamados a ser protagonistas de un mundo nuevo. Anden por esta
ciudad testimoniando a Jesucristo, comprometiéndose con un mundo nuevo,
contagiando a todos con la alegría y la paz de Cristo” . Finalizada la Santa
Misa nos dispusimos como grupo a regresar y descansar sabiendo que aquel
momento que tanto esperamos finalmente había llegado, la JMJ Rio 2013 estaba
inaugurada.
Los mensajes del
querido Papa Francisco merecen un párrafo aparte en esta historia. “Quiero
lío en las diócesis, ¡Quiero que se salga afuera! Quiero que la Iglesia salga a
la calle”, palabras que escuchamos y que quedaron en nuestros corazones un 25
de Julio en la Catedral Metropolitana de Río de Janeiro
en el marco de la Misa celebrada para los jóvenes Argentinos que nos entontábamos
en Brasil. Con su propio sello, Francisco le dijo NO al licuado de fe “Por favor, no licuen la fe en Jesucristo. Hay licuado de
naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero por favor, no
tomen licuado de fe. La fe es entera, no se licúa”.
El día 27 de
Julio, en una noche fría, cerca de 3 millones de jóvenes compartimos una
vigilia junto al Papa en la playa de Copacabana. Un encuentro de alegría,
emoción y oración. “Jesús nos ofrece algo más
grande que la Copa del Mundo, algo más grande. Jesús nos ofrece la posibilidad
de una vida fecunda, feliz”, sin dudas aquello
lo estábamos experimentando en Rio de Janeiro. El rezo del rosario fue un
momento grupal y muy personal, donde tuvimos la certeza de que la iglesia no
termina en nuestras diócesis. Comprender que a pesar del idioma todos en ese momento rezamos una
misma oración, encontrarnos de la mano de un hermano de otro país y descubrir una misma fe con él,
era un regalo que queríamos compartir.
La misa de envío
y clausura de la Jornada en la mañana del 28 de Julio, presidida y compartida
junto a Francisco fue colmada de alegría y euforia. Nos encontrábamos en el
final de lo que había sido tan solo un sueño hacia algunos meses atrás, y
supimos vivirlo tan alegres como el primer día. Sin dudas el envío del Papa nos
marco un camino por el cual transitar “Vayan, sin miedo,
para servir. Experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien
transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan
a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del
evangelio”. Una fiesta que no quería terminar, con júbilo, baile y música nos
fuimos alejando de Copacabana sabiendo que al día siguiente emprenderíamos la
vuelta hacia Buenos Aires.
Aquel 29 de Julio de 2013 nos encontramos
despidiéndonos de “nuestras familias”, de aquel barrio de Leblon que recorrimos
tanto en tan pocos días y de un Rio de Janeiro que nos supo abrir sus brazos
como el Cristo Redentor. Tristes, pero con una misión personal en cada uno de
nosotros que era transmitir en la familia, amigos y hermanos de las comunidades
aquella hermosa experiencia vivida. Una misión que aun hoy está viva en
aquellos 13 jóvenes de la Parroquia Sagrada Familia que compartimos la Jornada
Mundial de la Juventud Rio 2013.
MARTÍN EZEQUIEL PEREZ
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