martes, 25 de junio de 2013

Misa Arquidiocesana del Día del Pontífice

Buenos Aires
con el Papa
reza por la Iglesia y con la Iglesia
reza por el Papa

Celebraciones en la Catedral

Jueves 27 de junio

12.30                 Santa Misa Solemne en acción de gracias por el 21º Aniversario de la Consagración episcopal del Santo Padre, que recibió en la Catedral de Buenos Aires junto con Mons. Raúl O. Rossi, de manos del Emmo. Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Antonio Quarracino.
Inauguración de referencia histórica.



Viernes 28 de junio

Misión metropolitana en la Plaza de Mayo, a cargo de la  Acción Católica.

16.30                 Adoración Eucarística por las intenciones del Papa

17.30                 Iº Vísperas Solemnes de los Santos Pedro y Pablo

18.00                 Misa de la Vigilia. Veneración de las reliquias de los Santos Apóstoles.



Sábado 29 de junio

11.00                  Misa. Veneración de las reliquias de los Santos Apóstoles.

12.00                 21 Bautismos de regalo al Santo Padre

18.00          Misa Arquidiocesana del Día del Pontífice, presidida por Mons. Eduardo H. García

Domingo 30 de junio

11.30                 Misa Solemne por las intenciones de nuestro Arzobispo, Monseñor Mario Aurelio Poli ausente en Roma para recibir el Sagrado Palio Arzobispal de manos del Papa.

viernes, 7 de junio de 2013

7 de JUNIO - DÍA DEL PERIODISTA

ESTIMADOS PERIODISTAS "FELIZ DÍA"

El Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la "Gazeta de Buenos Ayres", primer periódico de la etapa independentista argentina. La Primera Junta indicó por decreto su fundación por ser necesario anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.
"¿Por qué se han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?... Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de la Gaceta de Buenos Aires".
(Mariano Moreno, Gaceta de Buenos Aires del 07 de Junio de 1810)

NO SE OLVIDEN DE PREDICAR Y "PROCLAMAR DESDE LOS TECHOS el EVANGELIO EN LA ERA DE LA COMUNICACIÓN GLOBAL" - Juan Pablo II Mensaje Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2001-, iluminando con El, todas aquellas actividades y manifestaciones que tienen que ver con el ejercicio de INFORMAR y FORMAR a través de los medios masivos de comunicación, como asi también: 

-Realizar cualquier tipo de Acción solidaria, promover y apoyar toda obra benefactora y/o progresista por trascendencia social, 

-Resaltar y reconocer el esfuerzo silencioso para la consecución del bien común. 

-Reafirmar y difundir los valores Cristianos aplicados a sistemas de convivencia que propendan a la Unión de la Familia, el acceso a Fuentes de Trabajo y ámbitos de capacitación laboral.

-Ser propulsores de la PAZ, la VERDAD y la JUSTICIA.

-Ejercitar la piadosa virtud de proteger a los débiles.

-Promover en el campo del periodismo informativo y de opinión, tanto RADIAL, TELEVISIVO, PRENSA ESCRITA, EDUCACIÓN de la voz profesional e INTERNET, el ejercicio de las causas nobles, la búsqueda de la verdad, el respeto a la JUSTICIA, las INSTITUCIONES y el sentido de SOLIDARIDAD y ANTIDISCRIMINACIÓN de cualquier naturaleza.

Que el BEATO JUAN PABLO II LOS GUIE POR EL CAMINO de la BUENA NOTICIA.

lunes, 3 de junio de 2013

CORPUS CHRISTI 2013



Gn 14, 18-20En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: «¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra! ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!». Y Abram le dio el diezmo de todo.
Salmo 109:
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies».
2 El Señor extenderá el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!».
3 «Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora».
4 El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec».

1°Cor 11,23-26Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía». Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva.
Lucas 9,11b-17El los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: «Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto». El les respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Pero ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente». Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: «Háganlos sentar en grupos de cincuenta». Y ellos hicieron sentar a todos Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirviera a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.
El Pan para la Misión
Muy queridos amigos en Cristo Jesús:         
Acudimos a la cita de un nuevo encuentro con Jesús resucitado. Sí, el Corpus Christi es la fiesta anual de los hermanos que celebran y reviven la presencia de Jesús en el gran signo del Pan de Vida que es su Cuerpo, para comerlo y renovar su gracia en nosotros. Nos mueve el deseo de encontrarnos como Iglesia peregrina, que necesita de la comunión con su Cuerpo y desea volver a gustar de su amistad divina, para pasearlo por la ciudad y anunciarlo con alegría en la misión.

Sí, hoy el Resucitado se va a partir y repartir nuevamente, como el pan del camino que multiplicó Jesús en el Evangelio de San Lucas, pero ahora para infundir en sus amigos el coraje de salir al encuentro de sus hermanos.
Nos recibió primero su Palabra y vemos que la mesa está tendida y bien dispuesta para celebrar la Eucaristía, que para nuestra fe católica es un misterio de intimidad. Cuando los cristianos de la comunidad de Corinto celebraban la fracción del Pan, San Pablo les exhortaba: «Examínese, pues, cada cual, y coma así este pan y beba de este cáliz» (1 Co 11, 28). Diciendo estas cosas nos invita también a nosotros para que cada uno aprecie el don al que somos convidados, para que Él, con su delicada visita encuentre corazones bien dispuestos a recibir semejante gracia y a dejarse transformar en sus misioneros. No obstante, aun cuando lo recibimos personalmente en la intimidad, en nosotros, el sacramento de la Eucaristía despliega su virtud divina y va más allá de nuestros templos, de nuestra comunidad, de nuestro barrio y ciudad, hasta alcanzar insospechables periferias, donde hombres y mujeres lo esperan, y para nuestra sorpresa lo reciben como la alegría de sus días. La misión tiene esas cosas sencillas y misteriosas, comienza cuando los discípulos se alimentan del Pan de Vida, y transformados por Él, se convierten en portadores de la mejor noticia que esperan recibir los hombres: Cristo murió y resucitó verdaderamente, y ahora vive y comparte nuestra vida cotidiana.
Acabamos de escuchar en el Evangelio según san Lucas el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Una multitud lo seguía hasta «un lugar desierto», Jesús los «recibió» y les enseñaba acerca del Reino de Dios, y conmovido por los que sufren enfermedades curó a muchos que lo necesitaban −aclara el texto−. Ahora bien, el espíritu de acogida del Maestro contrasta con la actitud de sus apóstoles, porque la primera reacción fue sacárselos de encima; caía la tarde y la cuestión era despacharlos para que la gente se la rebuscara como pudiera. Habían optado por el camino menos comprometido e insolidario, además, ya habían recibido suficiente. No nos asombremos, porque no está lejos de nuestros sentimientos y acciones, cuando alguien nos pide algo que nos incomoda. Para Jesús no es cuestión de palabritas de consuelo, sobre todo cuando la necesidad está a la vista. Sin sospecharlo siquiera, los discípulos iban a recibir una enseñanza que les cambiaría su forma de pensar, y la respuesta de Jesús no se hizo esperar: «Denles de comer Uds. Mismos». Ellos le ofrecieron poca cosa para tantos: «cinco panes y dos pescaditos». Me los imagino encogidos de hombros y diciendo como nosotros: «¡Maestro, es lo que hay!» Así quedaba en evidencia las limitaciones de los recursos con que contaban. Pero el Señor, que con poco que le ofrezcamos hace mucho, no despreció la ofrenda y la convirtió en dones abundantes para todos. Recordemos esta enseñanza evangélica: aunque a veces somos poco generosos en dar o darnos, sin embargo, Él lo toma igual y lo multiplica hasta sorprendernos. Los gestos de sus ojos elevados al cielo y las palabras de bendición que Jesús dijo en aquel atardecer, nos sugieren lo que en momentos vamos a hacer con el pan y el vino de nuestras pobres ofrendas en la Misa, las que Él mismo se va a encargar de transformar en su Cuerpo y su Sangre, para que no tengamos hambre ni sed en el desierto de esta vida. Nuestra ofrenda puede ser pobre, pero necesaria, para que Él la transforme en don de amor para todos.
Miren la delicadeza del Señor, que después del milagro, pone en manos de sus apóstoles la abundancia de dones que antes no tenían, para que sean ellos los que den de comer a la gente. Así pasa en la Misión: primero se nos ofrece en Pan de vida, para que animados con su presencia en nosotros vayamos a anunciarlo y darlo a conocer.
Todavía quiero reparar en un detalle, pues el texto concluye: «Todos comieron hasta saciarse» (cf. Lc 9, 11-17). Hoy el Señor quiere servirnos nuevamente y desea que todos los hombres y mujeres se alimenten de la Eucaristía, porque es para todos. Así como en la celebración del Jueves Santo la liturgia nos ilumina para entender que existe una estrecha Cena y el misterio de la muerte de Jesús en la cruz, hoy, en la fiesta del Corpus Christi, con la procesión y la adoración común de la Eucaristía nos recuerda que Cristo se inmoló por la humanidad entera. Su paso por las casas y las calles de nuestra ciudad de Buenos Aires, será para sus habitantes un ofrecimiento de alegría, de vida inmortal, de paz y de amor. (cfr. Benedicto XVI, Homilía del Corpus, 2007)
Yo sé que a este Corpus le falta algo, porque al menos Uds. pensaban que lo iban a tener a nuestro querido Cardenal Bergoglio presidiendo esta fiesta, como lo hizo tantos años. Pero para que no lo extrañen les comparto unas palabras que él pronunció en el Corpus de la ciudad de Roma que tuvo lugar el jueves pasado para todo el mundo: “Preguntémonos –dice el Papa Francisco− ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don a Él y a los demás.
Y son justamente los discípulos desorientados ante la incapacidad de sus posibilidades, ante la pobreza de lo que pueden ofrecer, los que hacen sentar a la muchedumbre y distribuyen −confiándose en la palabra de Jesús− los panes y los peces que sacian el hambre de la multitud. Y esto nos indica que en la Iglesia, pero también en la sociedad, existe una palabra clave a la que no tenemos que tener miedo: “solidaridad”, o sea, saber poner a disposición de Dios aquello que tenemos, nuestras humildes capacidades, porque solo en el compartir, en el donarse, nuestra vida será fecunda, dará frutos. Solidaridad: ¡una palabra mal vista por el espíritu mundano! Esta tarde, una vez más, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su cuerpo, se hace don. Y también nosotros experimentamos la “solidaridad de Dios” con el hombre, una solidaridad que no se acaba jamás, una solidaridad que nunca termina de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo, la muerte.” (Hom. Corpus, 2013)
Que cada uno renueve con el Cuerpo de Cristo, la alegría de la fe y el entusiasmo para la misión. Recordemos que recibir bien a la gente en nuestras comunidades, atender al que necesita una mano, enseñar las cosas de Dios y ser solidarios ante toda miseria humana, definen el estilo pastoral y misionero que Jesús hoy nos deja en el Pan de Vida. Amén.

                                                                                              +Mario Aurelio Poli